1. Juan es su nombre. de Catequesis misionera

CATEQUESIS MISIONERA (1)

TEXTO ÁUREO: Lc 1, 5 ss.

REFLEXIONES: Israel, pueblo elegido y amado de Yahvéh, será amparado por Dios omnipotente, quien habla por boca del profeta:

“No temas, que yo estoy contigo, no te angusties, que

yo soy tu Dios, te fortalezco y te auxilio con

mi diestra victoriosa”

Is 41,10

En la Antigua Alianza, los sacerdotes estaban divididos en veinticuatro (24) turnos que se sucedían regularmente, en el servicio del Templo de Jerusalén, cada semana (1 Cro 24, 7-19). Cada semana los sacerdotes se distribuían, “por suertes”, los diversos oficios del Templo; esta vez le tocó a ZACARÍAS ofrecer el incienso dentro del Santuario. El pueblo se asociaba, con espíritu de oración, al ofrecimiento del incienso que este sacerdote hacía. Su fervorosa oración era para que quitara la afrenta de su estéril mujer, y tuviera piedad de Israel, subyugada por Roma, enviándole pronto al Mesías de la Promesa. Las cadenillas del incensario de plata que este santo varón hacía oscilar ante el Santísimo sonaban acompasadamente. Salmodiaba Zacarías: “¡Oh Yahvéh, te invoco, apresúrate a socorrerme! ¡Oye la voz del que a ti clama! ¡Séate mi oración como incienso ante Ti, y el alzar a Ti mis manos como oblación (1) vespertina!” (Sal 141, 1-2). El “SANCTA” (o “Santuario”) del Templo quedó gratamente perfumado. De repente, a la derecha del altar del incienso, de pie, se le apareció un ángel del Señor. Al verle Zacarías “tuvo miedo”. Díjole el ángel: ¡NO TEMAS, ZACARÍAS! Tu plegaria ha sido escuchada. ISABEL, tu mujer, te dará a luz un hijo al que pondrás por nombre JUAN, que será tu alegría. Tu hijo será nazareo (2) y lleno del Espíritu Santo; predicará la penitencia para preparar el camino del Señor, y caminará con el espíritu y poder del profeta Elías. Siendo Isabel, su esposa, estéril (3) y ya anciana, no creyó en las palabras del ángel. Un rayo de luz paralizó la lengua de este incrédulo sacerdote quien tuvo que oír al airado mensajero: “No podrás hablar hasta el día en que lo que he dicho se cumpla” (vs.20, texto). Y después de algunos días concibió Isabel…

En una ciudad de Galilea llamada Nazareth, vino de parte de Dios el ángel GABRIEL para anunciar a una virgen desposada con un varón de nombre JOSÉ, de la Casa de David, que había sido elegida por Dios para ser la Madre del Salvador, siempre que Ella así lo aceptase, como se colige de la respuesta de María al “Enviado de Yahvéh”. En María se cumplió el vaticinio del profeta: “HE AQUÍ QUE LA VIRGEN GRÁVIDA (4) DA A LUZ UN HIJO Y LE LLAMA EMMANUEL” (5) (Is 7, 14). La palabra hebrea “ahmah” que utiliza Isaías para designar a la Madre indica a una mujer joven, soltera o casada. La traducción griega de Los Setenta (LXX) emprendida en el siglo tercero, antes de Cristo, por los judíos que se habían establecido en ALEJANDRÍA (EGIPTO) demuestra que el ambiente judío- alejandrino acepta la idea que una virgen puede dar a luz un hijo. La palabra griega que emplea “partenós” significa “VIRGEN”.

Confrontemos los textos:

Hebreos

“Pues el Señor
por Su cuenta, os dará una señal:
he aquí que la joven está encinta,
y da a luz un hijo y le pondrá el Nombre de
EMMANUEL”

Los setenta (LXX)

“Por eso el Señor
por Su cuenta, os dará una señal:
he aquí que la virgen concebirá
y dará a luz un hijo
y se le llamará
EMMANUEL.”

Cierto día, mientras María se hallaba en oración, su aposento se bañó de luz y una voz celestial la saludó:

“DIOS TE SALVE, MARÍA,
LLENA DE GRACIA,
EL SEÑOR ES CONTIGO”

(vs.28, texto)

Al oír tal salutación, Ella se turbó y trataba de interpretar tan extrañas palabras. El ángel acudió en su auxilio, diciendo: “NO TEMAS, MARÍA, porque has hallado gracia delante de Dios, y concebirás en tu seno, y darás a luz un Hijo, a Quien pondrás por Nombre JESÚS. El será grande y llamado “HIJO DEL ALTÍSIMO”, y Le dará el Señor Dios el trono de David, su padre, y reinará en la Casa de Jacob por los siglos y Su reino no tendrá fin” (vs.30- 33).

En lengua hispana “LLENA DE GRACIA” no hace justicia al texto griego original “kecharitoméne” que significa “una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios”. Aunque este pasaje “no prueba” la Inmaculada Concepción de María, “sí lo sugiere”. Los Padres de la tradición oriental llaman a María “LA TODA SANTA” (en griego “panaghia”), y la celebran como inmune de la mancha de pecado y como plasmada por el Espíritu Santo (nº 493, Catecismo).

Yahvéh Dios quiso, desde toda eternidad, preparar un lugar puro donde Su Hijo Se encarnara, eligiendo a María por Madre. Por tanto, María es verdaderamente “MADRE DE DIOS”, porque es la Madre del Hijo Unigénito hecho hombre, que es Dios Mismo, consustancial al Padre (nº 509, Catecismo).

¿Cómo podrá ser esto pues yo no conozco varón?, es el desconcierto de esta dulce doncella de Nazareth. El ángel le dijo; “El Espíritu Santo vendrá sobre Ti, y la virtud del Altísimo Te cubrirá con Su sombra, y por eso el Hijo engendrado será santo, será llamado “HIJO DE DIOS!

Toda mujer judía anhelaba que uno de sus hijos fuera elegido como el Mesías de Yahvéh y al recaer en Ella tan alto honor no lo podía observar; mas, de nuevo el ángel acude en su ayuda, diciéndole: “Tu parienta Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de la que era estéril, porque “NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS” (vs.36- 37, texto). ¿Mi prima Isabel, encinta?, medita la joven. No lo dudó ni siquiera un instante y respondió al emisario:

“HE AQUÍ A LA SIERVA DEL SEÑOR,

HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA”

Y se fue de Ella el ángel Gabriel”

(vs.38, texto).

Es el “Fíat” (6) de María.

María es la realización más pura de la fe. Durante toda su vida y hasta su última prueba, cuando Jesús, Su Hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el cumplimiento de la Palabra de Dios” (nº 149, Catecismo).

Cuando el ángel Gabriel puso término a la misión que el Altísimo le encomendara, María se convierte en “LA MUJER”, la “NUEVA EVA”, Madre de los creyentes (nº 726, Catecismo), y su descendencia, que es Jesús, es el “NUEVO ADÁN”. El primer Adán desobedeció; mas, el segundo Adán, que es Jesús, obedeció en todo a Su Padre (Flp. 2, vs.8; nº 411, Catecismo).

María se puso en camino, con presteza, no porque dudase de las palabras del ángel, sino para asistir a su anciana prima en la hora de su parto. Subió a la montaña, a casa de Zacarías, en una de tantas caravanas de peregrinos que, frecuentemente, se dirigían a la Ciudad Santa.

Una vez que María saludó a Isabel, el futuro “Bautista”, ya en el vientre materno, saltó de gozo ante la Presencia del Señor, ya encarnado en el seno virginal de María. Haga volar su imaginación tan solo un instante. Imagínese el alboroto causado por estas dos mujeres: se abrazaban, reían, se congratulaban y lloraban de júbilo. Isabel no aguantó más, y llena del Espíritu Santo, exclamó a gran voz:

“¡BENDITA TÚ ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES

Y BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE!

¿DE DONDE A MÍ QUE LA MADRE DE MI SEÑOR

VENGA A MÍ?”

O como se desprende claramente: ¿De dónde a mí que mi Señora, Madre de mi Señor, venga a mí?. Es el Antiguo Pacto que se regocija con el Nuevo; es la Alianza Antigua que se rejuvenece y se renueva. Es la Promesa hecha en el Edén que se cumple hoy (Gn.3, vs.15).

Tres meses pasaron… Imagínese usted el revuelo causado por la noticia que una estéril anciana había dado a luz un hijo. Evento tan portentoso del poder de Dios no podía pasar inadvertido, y vecinos y parientes se alegraban con ella pensando que para algo grande estaba destinada la criatura.

            El anciano Zacarías seguía mudo…

Al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y ante la incertidumbre de la parentela respecto del nombre que llevaría el tierno infante, ya que Isabel insistía en llamarle JUAN, aun cuando ninguno de ese nombre figuraba en el árbol genealógico familiar. Y como se había hecho costumbre en la comunicación diaria, pasaron la tablilla al mudo para que él decidiera. Zacarías escribió:

“JUAN ES SU NOMBRE”

Entonces Yahvéh Dios desató la lengua de este incrédulo sacerdote.

Con María, Estrella de la mañana, hija del Padre, Madre del Hijo y Esposa del Espíritu Santo, digamos: AMÉN

Glosario

  1. OBLACIÓN f. (Del latín tardío oblatio, -ōnis, der. de offerre ‘ofrecer’. que pronunciamos “oblácio”). Ofrenda y sacrificio que se hace a Dios. Oblación de una víctima// Acto con que ofrece a Sios el sacerdote, durante la Misa, el pan y el vino que va a consagrar.
  2. NAZAREO, A. (Del lat. tardío Nazaraeus, y este del hebr. nāzīr ‘consagrado’, infl. por Nazarēnus ‘nazareno’.) Adj.y sust. NAZARENO, NA. Adj.y sust. De Nazareth, pueblo de Judea// Dícese del que , entre los hebreos, se consagraba especialmente al culto del Señor. En 2 Reyes 2, 1-11, se nos narra cómo Elías fue arrebatado por Yahvéh al cielo en un carro de fuego. Los judíos creían que Elías volvería en persona para restablecer la fidelidad del pueblo (Mlq 3, 1-3; 4, 4-6). Juan el Bautista será la aurora que anuncia al “SOL DE JUSTICIA”, que es CRISTO, EL SEÑOR. Juan será nazareo todo el tiempo de su vida (Nm. 6, 1ss). Los nazareos (“nazarenos”) no se cortaban la barba ni el cabello.
  3. ESTÉRIL, adj. (del lat. sterĭlis). Que no da fruto: trabajo estéril. Sin.: impotente, árido, infecundo// Que no produce resultado: entablar una discusión estéril. La esterilidad de Isabel no es ajena o extraña entre las mujeres judías; mas, el hecho de no ser fecunda se consideraba como una afrenta (Gn 30, 22-24). En el libro de Jueces 13, 2, se nos narra la concepción de Sansón en una mujer estéril, la que lo consagró a Yahvéh Dios como nazareo desde el mismo vientre de su madre// El Evangelio enseña que la esterilidad física no es un mal absoluto. Los esposos que sufren por la esterilidad pueden manifestar su generosidad (nº 2379, Catecismo).
  4. GRÁVIDO, DA, adj. Dícese de la mujer preñada o encinta. Poético: cargado, lleno.
  5. EMMANUEL, vocablo hebreo que significa “DIOS CON NOSOTROS”, nombre impuesto por Yahvéh al Niño, revelado a José en sueños (Mt. 1, 18-25).
  6. FÍAT, (del lat. Fíat,¡Hágase!) m. Consentimiento, venia, autorización: dar el fíat. Contrario: veto.-

MARAN ATHA. ¡VEN, SEÑOR NUESTRO!

EMC/emc. A JESÚS POR MARÍA.-

Disclaimer: Este texto es una edición del trabajo original de mi abuelo, Erasmo Mena Carrasco. Apostolado de la oración, parroquia san Ramón de Concepción, Chile. (2016) en el cual le hice modificaciones a la referencia y organización del texto, el contenido por sí no ha sido modificado salvo correcciones de edición.

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